Por Marcelo Langone, Arquitecto
Vivir más de 50 días encerrados en nuestra casa sin poder asomar la nariz por la puerta es una tarea compleja por si sola. Sencillamente porque no estamos acostumbrados ni preparados para ello. Y esto nos afecta independientemente de cómo esté compuesta nuestra familia (en cuanta a cantidad de integrantes y edades). Ahora bien, mucho más o menos dificultosa habrá sido esta travesía inedita dependiendo del lugar en dónde vivimos.
Mientras escribo esta nota me acuerdo de algunos casos paradigmáticos:
- Una parejita joven que trabaja todo el día y que buscaban un ambiente cerca del centro que utilizarían casi sólo para dormir (no importaba que sea un interno oscuro y con vistas a la medianera) y que consiguieron comprar gracias a una ayuda familiar. Hoy hacen home office con todas las luces prendidas desesperados por ver algún rayo de luz natural en este otoño que se va transformando en invierno.
- Un matrimonio con dos hijos adolescentes de distinto sexo compartiendo el mismo dormitorio que querían vender un tres ambientes pero “no tenían apuro”. La realidad de la convivencia diaria, ¿les habrá puesto algo de prisa a sus deseos de cambio?
- Otro matrimonio que transitaba la época del nido vació con una casa excesivamente grande para dos personas pero que “no la iba a regalar” para venderla. Hoy cuando tienen que limpiar solos, sin la ayuda que normalmente tienen, tantos y tantos metros cuadrados que no usan ¿seguirán pensando lo mismo?.
- Y remato con esos dos hermanos que compraron un PH de 35m2 que, con la magia de los entrepisos, duplicaron la superficie. Pero, ¿se puede vivir 50 días con el techo a 1,90 m.?
Parece una obviedad, pero los grandes ganadores en esta pandemia fueron los departamentos con ambientes amplios (en tamaño y altura de techos) y espacios exteriores como balcones, terrazas, patios o jardines o mínimamente atributos como vistas abiertas y luminosidad. Contar con un poco de aire (visual o espacial) cotizó en alza y contar con mucho aire directamente fue jugar en otra liga. Ahora me pregunto ¿Cuánto vale leer un libro al aire libre en una reposera al sol, escuchar música mirando el horizonte, tener una mini huerta que podamos cuidar y ver crecer, jugar con nuestra mascota al sol o disfrutar una merienda con nuestros hijos en la terraza? ¿Se pueden valorizar los momentos y las emociones?
Esta pandemia nos hace reflexionar sobre las motivaciones que activamos a la hora de elegir la casa que queremos para vivir ¿Pensarías tu casa sólo para un momento del día o para cualquier día y momento? ¿Casa dormitorio, casa para vivirla el fin de semana o para vivirla siempre, de día o de noche? No siempre se piensa en la calidad espacial de una vivienda, y hemos visto que empieza a tener una importancia más que relevante. No solo porque un pequeño balcón te puede dar ese aire tan necesario cuando te falta, sino porque una altura de techos más allá del reglamentario 2,60m empieza también a jugar a favor de la calidad espacial. ¿Será el momento de pensar en tasaciones por m3 de aire como complemento de las demás variables?
Seguramente más de uno que lea esta nota se sentirá identificado con algo de lo que estoy comentando. Quizás es el momento de preguntarse ¿Estoy más o menos enamorado de mi casa luego de esta pandemia? Y si este confinamiento se repite, ¿podré resistir en dónde vivo hoy?
No es cuestión que te pelees con tu casa, sino que te amigues con la posibilidad de cambiarla y darle a tu vivienda la importancia que se merece. Y en ese proceso de cambio te puedo ayudar con la mejor propuesta del mercado. No dejes tus sueños en manos de cualquiera. Todas las inmobiliarias no somos iguales. La correcta elección de la inmobiliaria puede ser la diferencia entre conseguir tu objetivo o no.
Whatsapeame al +54 911 6942 0594 y te cuento, estaría encantado en ayudarte.